Por Cecilio Panella
El conflicto en Medio Oriente escala peligrosamente y en ese marco Israel e Irán continúan con una espiral de represalias, pero sin entrar en un conflicto más amplio y directo, algo que tratan de evitar.
El 1º de octubre, Irán lanzó una andanada de misiles contra Israel, que advirtió que tomará represalias y está sopesando sus opciones junto a Estadios Unidos.
Un posible objetivo son las instalaciones petroleras de Irán, con el consiguiente impacto en la economía mundial.
Precisamente el peor escenario es que Irán entre en una guerra a gran escala con Israel y fuerce a que Washington se sume al conflicto.
Por ahora, Irán lleva adelante contra Israel una guerra subsidiaria o por delegación, a través de distintos “grupos proxy”, como el Hamas palestino en Gaza, el Hezbolá libanés, los hutíes yemenitas y las milicias chiitas de Siria e Irak.
El término “proxy” alude a un conflicto armado en el que un país utiliza a terceros para enfrentar a un enemigo sin involucrarse en forma directa en la batalla.
En los hechos, ya hay una expansión geográfica en la cantidad de actores desde el principio de la guerra en Medio Oriente, hace un año.
Israel está combatiendo en varios frentes (Gaza, Cisjordania, Líbano, Yemen, entre otros) y muchos sectores ya están involucrados.
Hezbollah en la mira
Todos los días se registran nuevos episodios en una espiral de violencia que no parece tener fin, también en Líbano.
En las últimas horas, aviones israelíes bombardearon bastiones de Hezbollah, al sur de Beirut, buscando matar al nuevo jefe del grupo, Hashem Safieddine.
Además, atacaron en el sur de Líbano más de 120 “objetivos terroristas”, después de exigir a la población libanesa que se mantenga alejada de esa zona.
Por su parte, Hezbollah respondió disparando cohetes contra la tercera ciudad más grande de Israel, Haifa.
Desde que el conflicto se extendió a Líbano, más de 2.000 personas han muerto, y 1,2 millones se han visto obligados a desplazarse por los constantes ataques israelíes.
Un año de Gaza
Paralelamente, se extienden los ataques entre Israel y Hamas a un año del inicio del conflicto.
El 7 de octubre de 2023, la organización islamista palestina Hamás llevó a cabo una compleja invasión desde la bloqueada Franja de Gaza hacia Israel.
En un ataque planeado por años y basado principalmente en la sorpresa, los combatientes de Hamás causaron la muerte de 766 civiles y otros 373 miembros de las fuerzas de seguridad israelí.
Asimismo, la organización islamista secuestró a 253 personas, entre civiles y militares, que llevó a la Franja, de los cuales todavía quedan retenidos casi un centenar.
El ataque de Hamas desató una guerra de venganza de Israel en Gaza, en lo que constituye el periodo más sangriento de toda la historia palestina desde 1948, fecha de la Nakba (“la catástrofe”), el éxodo que siguió a la creación del Estado de Israel.
Los bombardeos del ejército israelí desde aire, tierra y mar causaron daños devastadores en toda la Franja, provocando hasta ahora la muerte de 42.000 civiles, entre ellos muchísimas mujeres y niños, además de 92.500 heridos.
La destrucción de la Franja es casi total: casas, mezquitas, edificios públicos, escuelas, universidades y hospitales fueron reducidos a escombros.
La comunidad internacional
En el aniversario del 7 de octubre, líderes mundiales se pronunciaron sobre el conflicto en Gaza, con llamados a la paz y preocupación por el impacto humanitario y político en la región.
Con la mira en las elecciones y su enfrentamiento con Donald Trump, el presidente de EE.UU, Joe Biden, y su vice y candidata presidencial, Kamala Harris, llamaron a la paz en Medio Oriente.
En tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió detener el envío de armas a Israel para la guerra en Gaza, y desató
inmediatamente, la ira del premier israelí, Benjamin Netanyahu, que en un furioso mensaje grabado le contestó en inglés: “¡Debería darle vergüenza!”.
“Creo que la prioridad hoy es que volvamos a una solución política, que dejemos de entregar armas para combatir en Gaza. Francia no envía ninguna”.
“Nuestra prioridad ahora es evitar la escalada. El pueblo libanés no debe ser sacrificado también, Líbano no puede convertirse en otra Gaza”, añadió Macron.
Por su parte, el Papa Francisco pidió “detener la espiral de la venganza” en Medio Oriente.
“Un año del ataque terrorista contra la población de Israel, a la que renuevo mi cercanía. No olvidemos que todavía hay muchos rehenes en Gaza, para quienes pido su liberación inmediata”, dijo el Sumo Pontífice.
Marchas de apoyo
Este fin de semana simpatizantes propalestinos salieron a las calles en ciudades de los cinco continentes para exigir el fin de la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.
En Madrid, una manifestación congregó a unas 5.000 personas con pancartas con lemas como “Boicot a Israel” o “La humanidad murió en Gaza”.
Los manifestantes instaron al presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, a romper relaciones diplomáticas con Israel.
En Berlín, más de mil personas marcharon en solidaridad con los palestinos, portando pancartas en las que se leía “Nada justifica el genocidio” y “Liberen Gaza”.
Lo mismo en Francia, varios centenares de personas marcharon en París para mostrar su “solidaridad con los palestinos y libaneses”.
En EE.UU. la protesta más importante fue en Nueva York, con miles de personas concentradas en Times Square, algunas con fotografías de los gazatíes muertos en la guerra. Alto el fuego
En Medio Oriente, los actores políticos deben preocuparse por el tema principal, que es la situación en Gaza, y llegar de una vez por todas a un alto el fuego, ya sea temporal o permanente.
La comunidad internacional debe ponerse firme y exigirle a Netanyahu que frene la matanza en Gaza y termine con su política de asentamientos ilegales y acoso permanente en Cisjordania.
Tras muchos esfuerzos (sobre todo de Egipto y Qatar), en estos momentos nadie está hablando del acuerdo de paz o de una tregua temporal en Gaza, ni de negociaciones por un alto el fuego.
A esta altura del conflicto, la única esperanza de lograr la paz en la región parece radicar en una intervención coordinada de la comunidad internacional. ¿Habrá voluntad política?
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