El falso malvinero Javier Milei

Por Eduardo Mariano Lualdi

Mágicamente, de la noche a la mañana, Javier Milei pasó de ser el admirador de Margaret Thatcher —primera ministra británica que declaró la guerra a Argentina en 1982— y Ronald Reagan —su principal socio en la agresión colonialista británica contra nuestro país—, de afirmar que las islas Malvinas son de los ingleses porque las ocupan, y que a los ingleses residentes en Malvinas les cabe el derecho a la autodeterminación, a repetir en foros internacionales y reportajes que “la soberanía en Malvinas no es negociable”. Vaya conversión. Más increíble que la suya en cuestiones religiosas.

La soberanía en Malvinas, de todos los archipiélagos australes y sus mares correspondientes, nunca fue negociable, porque son indudables nuestros derechos soberanos sobre todos esos territorios usurpados y todos los que aspira a colonizar el Reino Unido. Porque allí derramaron su sangre por la soberanía nuestros soldados, suboficiales, oficiales y civiles, por lo que fue establecido así en la Constitución Nacional. Es la misma Constitución que Javier Milei viola olímpicamente cada vez que se le presenta la oportunidad.

La soberanía en Malvinas no es negociable porque es una causa nacional, popular, latinoamericana, anticolonialista y antiimperialista, en contrario a lo que él afirmó en más de una oportunidad antes y después de ser electo.
Tal vez Milei y su nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Pablo Quirno (empleado del J. P. Morgan ungido en el gabinete nacional luego del triunfo de LLA en las elecciones intermedias), hayan leído la Constitución Nacional hace poco y a la ligera, y por ello aún no han podido memorizar fielmente el texto para engañarnos.

Repiten y repiten mal la Cláusula Transitoria Primera. El texto constitucional dice: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, así como los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional”. No, como dijo el presidente en la reunión del Mercosur y luego por escrito Quirno, “mares circundantes”.

Las dos fórmulas implican diferencias sustanciales sobre el alcance de los derechos soberanos argentinos en los territorios usurpados por los colonialistas británicos. Deberían saberlo o por lo menos estudiarlo. A los borricos, alfalfa.


Pero lo sustancial del discurso mileísta en la puesta en escena de este falso viraje malvinero es que Milei vuelve a ratificar la supremacía de los “deseos” de los habitantes de Malvinas. “Serán argentinos cuando los kelpers lo deseen”. Esto fue lo que reiteró en un reportaje.

Los que habitan Malvinas son británicos, una población inserta en 1833 para el control colonial de los territorios usurpados. No tienen ni tendrán jamás intención de dejar de ser británicos. No les cabe el derecho a la autodeterminación. Así lo estableció las Naciones Unidas en numerosas resoluciones.

Javier Milei repite el argumento de los colonialistas sobre el inexistente derecho a la autodeterminación de los isleños. No hay ámbito del Derecho Internacional que sostenga esta falsa interpretación del derecho a la autodeterminación de los británicos en Malvinas, salvo el que responde directamente al interés del invasor.

Este falso viraje viene acompañado del anuncio del gobierno israelí, a través del canciller Gideon Sa´ar, de que Navitas Petroleum, empresa israelí asociada a los británicos para la explotación de nuestro petróleo en Malvinas, no tiene relación alguna con ese gobierno. Tampoco es cierta esta afirmación. Koby Katz, vicepresidente de Navitas Petroleum fue director general del Ministerio de Infraestructura Nacional, Energía y Agua de Israel. Pretender hacernos creer que una empresa israelí no tiene vínculos con los gobiernos de su país es tomarnos por bobos.

Israel es un Estado militarizado. Nada ocurre en él ni a través de sus empresas privadas que contradiga la estrategia de expansión de esa nación.

Por otra parte, oculta, Pablo Quirno que Israel es proveedora de armamento moderno a los usurpadores británicos desplegado en la base militar de Monte Agradable (Mount Pleasant), y que los diferentes gobiernos de ese país siempre han votado en contra de los derechos argentinos y a favor de los usurpadores británicos. Quirno debe jurar que por su gestión, en la próxima votación en la ONU, Israel no acompañará a los británicos con su voto.

El falso viraje malvinero de Milei

Estamos ante una maniobra política nacional que también comprende la designación del Tte. Gral. Presti como ministro de indefensión nacional, y como respaldo militar a la política del gobierno de LLA de desintegración y balcanización del territorio nacional.

Esta maniobra busca embolsar a las corrientes malvineras y nacionales que buscan caminos para la efectiva reconquista de los territorios usurpados y que luchan por la independencia de todo dominio extranjero.

Lo hace para garantizar “calma chicha” mientras vende la patria a las distintas potencias imperialistas y colonialistas, en especial EEUU, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte e Israel; y para aumentar y perpetuar el endeudamiento ilegal, ilegítimo, usurario y fraudulento que somete a la Nación desde hace cincuenta años.

La dictadura instaurada el 24 de marzo de 1976 nunca habló de negociar Malvinas. Pero Martínez de Hoz concretó cinco reuniones con los usurpadores donde consensuó el llamado “paraguas de soberanía” propuesto por Lord Shackleton.

El gobierno de Raúl Alfonsín, por intermedio de su canciller Dante Caputo, negoció el conocido Acuerdo de Madrid de octubre de 1989 que incluyó ese paraguas de soberanía británico negociado por Videla-Martínez de Hoz. El de Menem, el Acuerdo de Madrid de febrero de 1990 que estableció el control de policía de los británicos sobre el sistema de defensa nacional. El gobierno de Mauricio Macri, los Acuerdos Malcorra-Duncan y Foradori-Duncan, derogados por el gobierno de Alberto Fernández y que Javier Milei resucitó mediante el Acuerdo Mondino-Lammy.

Milei le ha dado a los británicos toda clase de concesiones sin ponerse colorado.

Este viraje también responde a la lucha interna del gobierno de LLA, en especial la puja con la vicepresidenta Victoria Villarruel quien ya diseña su proyecto político personal, a la que busca “limar” privándola del uso de la causa de Malvinas y su relación con distintos sectores militares

El gobierno de LLA es un gobierno de sumisión nacional, de desintegración nacional y fragmentación territorial. Pretende usar una bandera que no le pertenece.

La causa de Malvinas es una causa que une a la inmensa mayoría de los que habitamos el suelo argentino. Es razón y corazón. Los argentinos estamos duchos en estas maniobras de oportunismo político. No comemos vidrio ni en su formato de espejitos de colores, de esos que importan Federico Sturzenegger y Javier Milei para acabar con la Argentina como proyecto de país soberano.

Autor

  • Eduardo Mariano Lualdi

    Editor/Director de CUADERNOS para el encuentro en una nueva huella argentina. Coordinador Nacional del Foro Patriótico y Popular

Artículos relacionados