
El avance de la epidemia ha generado una polémica en torno a las políticas públicas y sus aplicaciones en defensa de la población. El gobierno de Milei paga la deuda externa, pero una vez más se olvida de la interna.
El brote de dengue en Argentina ya ha provocado 130 muertos. Son más de 180 mil los afectados, con un 90% de casos autóctonos, según el Boletín Epidemiológico de la Nación.
La grave situación ha creado fuertes cruces entre autoridades nacionales, provinciales y expertos científicos por las medidas que deben adoptarse para enfrentar el avance de la enfermedad.
Luego de varios días de silencio, el ministro de Salud de la Nación, Mario Russo, advirtió que el gobierno nacional va a actuar «con evidencia científica y no con el apriete de los laboratorios».
Afirmó que «cuanto antes entiendan las provincias que es su responsabilidad llevar adelante la fase operativa de estas políticas, vamos a tener resultados muchos mejores».
El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, denunció que “el gobierno nacional ha decidido borrarse y dejar en el desamparo y abandono a millones de argentinos”.
El mandatario bonaerense sostuvo que “ellos quieren que las provincias se hagan cargo de enfrentar la epidemia”.
En las últimas horas, la administración central reabrió la importación de repelentes en aerosol, crema, spray y gel.

Argentina y el «Mileimercadismo»
Desde que el gobierno de Javier Milei llegó al gobierno, los precios de la inmensa mayoría de los productos se liberaron a la suerte del mercado y el Estado dejó de regularlos.
Los alimentos aumentaron entre un 60 y un 80% en cuestión de días, como también sucedió con la nafta y otros combustibles, que al mismo tiempo terminan impactando en el valor de otros productos.
De la misma forma ocurrió con las marcas más conocidas de repelentes y aerosoles, que ahora se vuelven de vital importancia para evitar la invasión de mosquitos que azota en CABA y gran parte del Conurbano.
La firma estadounidense SC Johnson, que produce el repelente Off y el aerosol Raid, aumentó sus precios un 170% desde finales de diciembre de 2023.
En la Argentina se producen repelentes en laboratorios de San Luis y en el laboratorio Tomás Perón de la provincia de Buenos Aires. También hay emprendimientos de distintas farmacias que elaboran preparados para alejar al mosquito que transmite la enfermedad.
Sin embargo, la presión de los grupos y laboratorios monopólicos ha elevado el precio de los productos y ha generado una escasez en el mercado que afecta a toda la población.
El dengue es endémico en el Noroeste y Noreste del país, pero el cambio climático y la pobreza ha hecho que se extienda al sur y cuando llega a Buenos Aires, Dios se da cuenta de que algo hay y nos enteramos todos.
Las campañas indican que hay que descacharrar, pero la mayor parte del pueblo argentino es pobre y vive en un cacharro a causa de la pobreza.
Frente a esta situación se impone el accionar de comités de emergencias en cada barrio para entrar a las casas y fumigar dentro.

La vacuna es la solución
En Argentina se puede elaborar la vacuna, porque los grupos científicos que ya trabajaron con el COVID tienen proyectos avanzados en la materia.
En este marco, no se puede sostener que faltan estudios porque los hay en nuestro país, en Brasil y en Colombia.
La vacuna ya es producida en Japón y fabricada en Alemania con la aprobación de la Comunidad Económica Europea y en Argentina está aprobada por la ANMAT.
Argentina paga miles de millones de dólares por una deuda externa usuraria y contraída a espaldas de su pueblo y acepta planes de ajustes del FMI que cada día someten más a millones de personas.
En la Argentina hay plata, no es cierto que no hay como dice el presidente Milei.
Si el esfuerzo de los argentinos es desviado a la codicia de los fondos internacionales, será difícil enfrentar situaciones graves como la de la epidemia de dengue.

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