Por Cecilio Panella
El Consejo Nacional Electoral proclamó en el día de la Nochebuena al conservador Nasry Asfura, del Partido Nacional, apoyado por el presidente de los Estados Unidos.
El conteo de votos se extendió por más de tres semanas y mantuvo a la nación centroamericana en una situación de incertidumbre política, desde la elección del 30 de noviembre.
Pasaron 24 días hasta el cuestionado pronunciamiento del ente electoral, entre denuncias de fraude y la injerencia de Donald Trump.
Apodado “Tito”, de 67 años, Asfura recibió el apoyo del presidente de Estados Unidos durante la campaña, algo que resultó una cruda extorsión a los votantes que influyó en el desenlace electoral.
La autoridad electoral confirmó la victoria del candidato del Partido Nacional, quien obtuvo el 40,27% de los votos, superando por poco a Salvador Nasralla, del Partido Liberal, quien alcanzó el 39,53% de los sufragios.
En tercer lugar, aparece el gobernante partido de centroizquierda Libertad y Refundación (Libre), cuya candidata Rixi Moncada obtuvo 19,19% de respaldo.
Pese a la proclamación, tanto el partido Liberal como Libre cuestionaron la transparencia del comicio y exigen un recuento especial.
El proceso de escrutinio estuvo marcado por detenciones y fallas en el sistema de transmisión. El último de estos parates, que duró tres días, fue atribuido a problemas en la plataforma digital operada por la empresa colombiana Grupo ASD.
Legitimidad cuestionada
“Honduras, estoy preparado para gobernar. No te voy a fallar”, fue la primera reacción del presidente electo en su cuenta de X.
Asfura le expresó a sus compatriotas que “es tiempo de reconciliación, de unidad y de paz” en el país, que socialmente está dividido desde el golpe de Estado del 28 de junio de 2009, cuando fue derrocado el entonces presidente, Manuel Zelaya.
Por su parte, el candidato liberal Nasralla denunció “fraude y una imposición extranjera”, y no reconoció el resultado electoral anunciado por el CNE.
En un mensaje dirigido a Trump, escribió en X: “Señor presidente, su candidato respaldado en Honduras es cómplice de silenciar los votos de nuestros ciudadanos. Si no tiene nada que temer, ¿por qué no permite que se cuente cada voto?”.
Por su parte, Zelaya denunció “un golpe de Estado electoral”. En un mensaje en X, aseguró que “se está violentando de manera flagrante la Constitución, la ley electoral y el principio democrático”.
Moncada, en esa línea, subrayó que “el CNE atendiendo las instrucciones del imperio, asesinó nuestra incipiente democracia. Es un fraude y una imposición extranjera. Traicionaron a la Patria”.
En cambio, pocos minutos después de anunciarse el resultado, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, felicitó a su “candidato”.
“El pueblo de Honduras se ha pronunciado: Nasry Asfura es el próximo presidente de Honduras”, comunicó Rubio.
“Estados Unidos insta a todas las partes a respetar los resultados confirmados para que las autoridades hondureñas puedan garantizar rápidamente una transición pacífica del poder al presidente electo Nasry Asfura”, sostuvo Rubio.
En tanto, Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana emitieron un comunicado conjunto para reconocer al nuevo presidente, en línea con la Casa Blanca.
Este resultado marca el avance de la derecha en Latinoamérica. El presidente argentino Javier Milei festejó el resultado y posteó: “La victoria de Tito Asfura es una derrota contundente del narcosocialismo y una señal clara de que la libertad vuelve a imponerse en Honduras”.

Trump interviene
Días antes de la elección, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, jugó fuerte en Honduras, tal cual lo había hecho en la Argentina bancando a Milei.
Tras advertir que “la democracia está en tela de juicio en las elecciones en el hermoso país de Honduras”, llamó a votar por Asfura.
“Si Tito Asfura gana la presidencia de Honduras, Estados Unidos le brindará un gran apoyo, ya que tiene confianza en él, y en sus políticas. Si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero, ya que un líder equivocado solo puede traer consecuencias catastróficas”, advirtió al pueblo hondureño.
Pero Trump fue más allá y 48 horas antes de la elección, anunció que indultaría al expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández, quien cumplía una condena a 45 años de cárcel por narcotráfico dictada por la Justicia de Estados Unidos.
Hernández es del mismo partido Nacional de Asfura, y fue acusado de haber convertido a Honduras en una de las principales rutas por las que ingresaba droga en Estados Unidos durante su mandato (2014-2022) por medio de una “conspiración corrupta y violenta”.
El exmandatario, entre otras cosas, aceptó un soborno de un millón de dólares del Chapo Guzmán para permitir que los cargamentos de cocaína del cartel mexicano pasaran por Honduras.
Mientras ataca Venezuela acusando sin pruebas de narcotraficante al presidente, Nicolás Maduro, Trump indultó a Hernández, un notorio y condenado narcotraficante por un tribunal estadounidense. Hipocresía pura.
Empresario constructor
Asfura, futuro presidente de Honduras, es un empresario de la construcción de ascendencia palestina que fue alcalde de la capital, Tegucigalpa. Su administración impulsó múltiples proyectos de infraestructura vial, lo que le valió la reelección y el apodo de “Papi, a la orden”.
Asfura representa la derecha conservadora neoliberal. Su discurso promueve la inversión pública-privada y una economía de libre mercado.
En 2021, su nombre apareció en los Papeles de Pandora; es mencionado en ellos como el dueño en 2007 de la empresa Karlane Overseas SA, registrada en Panamá por la firma Alcogal en 2006.
En 2020, la Unidad Fiscal Especial Contra Redes de Corrupción presentó una solicitud de antejuicio en su contra por presunto abuso de autoridad, fraude, malversación de caudales públicos, falsificación de documentos y lavado de activos, vinculados al supuesto desvío de US$1,12 millones de la Alcaldía del Distrito Central entre 2017 y 2018.
La Corte Suprema de Justicia frenó el proceso al determinar que debía esperarse una auditoría del Tribunal Superior de Cuentas, dejando sin efecto la solicitud de los fiscales.

Desafíos
El próximo presidente de Honduras asumirá el 27 de enero del 2026, en reemplazo de la presidenta de centroizquierda, Xiomara Castro.
Recibirá una economía de crecimiento moderado, con una inflación cercana al 5%, fuerte dependencia de remesas e inversión extranjera, en un país con alta pobreza (60%) que afecta a 6 de cada 10 hondureños, y escaso empleo formal.
Asfura prometió atraer inversión privada y extranjera mediante la seguridad jurídica y alianzas público-privadas orientadas a la infraestructura y el turismo, con el objetivo explícito de aumentar el empleo regular en un país donde la informalidad supera el 70%.
En política exterior, Asfura propone una alianza preferencial con Estados Unidos, acompañada de recuperar relaciones con Taiwán – en 2023 el gobierno de Xiomara Castro rompió lazos con la isla en favor de China- y cercanía con Israel.
Estados Unidos, principal socio comercial de Honduras y hogar de más de 1,2 millones de hondureños, ha influido durante décadas en la política del país.
En los años ‘80, el Pentágono utilizó el territorio hondureño como plataforma regional, especialmente para combatir al sandinismo en Nicaragua a través de los contras.
Ahora, tras un paréntesis de 4 años de un gobierno de centroizquierda, Estados Unidos retoma su influencia en Honduras, una pieza más que suma Trump para su objetivo de dominar Latinoamérica.-

