Escrito por Miguel Ángel De Renzis
Dos años después de dejar la Presidencia de la Nación, el 4 de enero de 1870, Bartolomé Mitre funda el diario La Nación. Por aquella época tiraba mil ejemplares del periódico. Mucho no evolucionó, porque hoy el tiraje llega a 90.000.
Después de meternos en la guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, que el pueblo rebautizó como “la triple infamia”, Mitre juntó a un grupo de amigos que habían participado en aquella guerra, para que le financiaran el diario.
Su sucesor en la presidencia, Domingo Faustino Sarmiento, se lo clausuró por seis meses, por sedicioso. Un hecho que esconde la historia liberal.
El diario, inspirado en principios unitarios y liberales, se transformó, como le gusta decir, en una “tribuna de doctrina”. Desde allí se alentaron todos los intentos vinculados a la interrupción de los sistemas vigentes. Primero apoyó la Revolución del Parque de los radicales, y después el golpe contra Yrigoyen. Dos veces más lo clausuraron.
En el ’46 apoyó a la Unión Democrática. Y en el ’55 llegó a decir que el gobierno de Perón era un gobierno democrático, pero después cantó loas a la fusiladora.
Basta con recorrer su archivo para ver el apoyo a todos los golpes militares, y especialmente al último.
Después de mudar su sede de la calle Florida a la Avenida Bouchard, cercana al Luna Park, hizo su tercera mudanza a unos terrenos ganados al rio en Vicente López, en Libertador 101.
Pero un dato curioso: ¿saben dónde se imprime La Nación? En los talleres gráficos de Clarín.
Y esto ocurre desde el 29 de enero del 2019.
En el gobierno de Macri le asignaron una señal de televisión, conocida como La Nación +, y según denunciara Esmeralda Mitre, Macri hizo un aporte de 40 millones de dólares a la familia Saguier que posee la parte mayoritaria del paquete argentino (los Mitre tienen el 20%), para que licuara deudas, pero los verdaderos dueños del paquete accionario con el 62% es un grupo inversor conocido como Barton Corp, que figura como MNMS Holding cuya sede se encuentra en el paraíso fiscal de las Islas Caiman, territorio británico de ultramar.
Esta introducción sirve para ubicarnos en un interesante artículo que trata de explicar quién es quién en el tribunal que sobreseyó a Cristina Fernandez y a sus hijos en el día de ayer, sobre la causa Hotesur y Los Sauces.
Como se sabe, el fallo fue dividido. Y el diario se encarga de Adrián Brumberg, juez subrogante al que atacan porque dicen que perteneció a Justicia Legitima. E inmediatamente pondera al tribunal anterior integrado por Adriana Palliotti, José Martínez Sobrino y Daniel Obligado, diciendo que Obligado quedaba en minoría y ocultando que si Cristina iba a juicio oral estaba bien porque en ese tribunal perdía 2 a 1, pero ahora que un subrogante reemplazó a Martínez Sobrino, que se jubiló, al diario no le gusta el resultado.
Es decir, si iba al juicio oral, había justicia. Si la misma justicia dice que no hay causa para esto, no sirve y es venal. Pero ahí no termina el artículo.
Ponderan a la jueza que votó en minoría y dice textualmente: Adriana Palliotti es socia de la Asociación de Magistrados y a diferencia de sus colegas está alineada con la Lista Bordó, la más crítica del kircherismo. Y agrega a renglón seguido: “También tuvo diferencias con ellos cuando este año le devolvieron a Cristina Kirchner y a sus hijos el control de los hoteles y otras treinta propiedades”. Y remata, en la defensa del voto minoritario: “La decisión se tomó por mayoría porque ella se pronunció en sentido contrario”.
Es increíble porque simultáneamente todos los medios del sistema mostraron un ataque al resultado del fallo porque no fue como a ellos le gustaba el resultado.
A esta altura de la narración queremos dejar bien claro que el sistema mediático ya la había condenado a ella y a sus hijos, y ahora le cuesta aceptar la decisión de dos jueces.
Durante el propio gobierno de Cristina dijimos, y lo repetimos ahora, si es culpable que pague, y que lo decida la justicia.
Ahora bien. Si se trata de fallos que no le gustaron a este periodista, empecemos por los ocurridos en 1955 cuando un gobierno golpista derogó la Constitución Nacional, clausuró el Congreso, encarceló 12.000 peronistas, creó el 4161 que prohibía pensar en peronista, no se permitió ningún amparo en la justicia en defensa de los presos. Antes habían bombardeado y después fusilaron.
Y ese diario los defendió en nombre de “la libertad y la democracia”. En nombre de esa misma libertad y democracia, los comandos civiles asaltaron, robaron y vejaron las casas peronistas.
Y ellos no decían nada sobre que no había justicia para una parte del pueblo. Pero lo más grave ocurrió en el ’76, cuando José Claudio Escribano, 24 años, jefe de la sección política, fue secretario general de redacción y tenía trato directo con la junta de comandantes. Allí nunca hubo una nota para decir que no había habeas corpus, y los desaparecidos no eran noticia.
Claro que ahora se vive una democracia fraudulenta porque no hay justicia justa. Para la que siempre contribuyeron cuando aplaudían la Junta Consultiva del 55, o la CAL del 76 que reemplazaron los respectivos parlamentos.
Es inútil. Cuando nos hicimos socios del Fondo Monetario Internacional aplaudieron a Raúl Prebisch. Cuando Néstor Kirchner canceló la deuda, dijeron que se había apresurado. Cuando Macri endeudó el país a 100 años hablaron del prestigio de Cambiemos en el exterior.
Hay terrorismo idiomático. Llamaron “revolución libertadora” a la que clausuró la libertad de la mayoría del pueblo. Llamaron “revolución argentina” al gobierno que frenó el desarrollo nacional y alentó las importaciones. Llamaron “proceso de reorganización nacional” a los desaparecidos y al endeudamiento y a Martínez de Hoz. Alabaron y defienden al macrismo porque se transformó en inversionista del grupo. No quiero pensar si el juez de Dolores procesa a Macri, lo que pueden llegar a decir.
Son los dueños de la venda de la Justicia. La seguimos el lunes a las 6, por AM 650 Radio Belgrano.
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