por Horacio Micucci
En este nuevo aniversario del golpe de 1976, es necesario unir a dos movimientos que estaban juntos al principio de nuestra historia y fueron separados intencionalmente y enfrentados: El movimiento patriótico y nacional y el movimiento democrático y popular. Y trabajar por unir lo patriótico y nacional (es decir lo antiimperialista), con lo democrático y popular (es decir lo social).
Unir a esos dos grandes movimientos que son la clave para iniciar un camino venturoso para Argentina. Unir a patriotas y luchadores sociales de distintas vertientes ideológicas y políticas, con convicciones religiosas o sin ellas, civiles y militares, de distintas profesiones… Y ese Golpe y ese asalto a la Argentina, como dice el libro M76 de Julio C. González, vino a practicar un genocidio para eliminar toda posible resistencia a lo esencial de sus planes: el plan Martínez de Hoz…
El Plan de esa dictadura no era la defensa de la independencia, sino… el plan Martínez de Hoz. La Dictadura vino a aplicar a sangre y fuego el Plan de Martínez de Hoz. Y todos sabemos que significó ese plan. En 1978 Martínez de Hoz dijo, en un diario, que había que privatizar 30 ó 40 empresas del estado nacional y un número similar de empresas provinciales y que al principio sería difícil y cuesta arriba pero luego se entraría en una meseta y luego sería fácil y cuesta abajo. Una verdadera premonición de lo que ocurrió.
Hay Políticas de Estado que los que nos gobiernan cumplen y es erróneo creer que no hay políticas de Estado en Argentina. Las hay: son políticas de indefensión nacional, de sumisión nacional, de entrega continuada, de miseria popular. Hoy parece obvio, a la luz de lo que ocurrió, que en aquellas circunstancias de 1976, todo antiimperialista, pero también todo demócrata sincero y todo luchador consecuente del pueblo, debía estar contra el golpe que se venía. Pero entonces no todos lo veían así y aún hoy lo discuten.
Resulta sorprendente que algunos defiendan el Golpe de Estado que aplicó el plan de entrega y sumisión nacional de Martínez de Hoz y continuadores, cuyas consecuencias todavía vivimos. También sorprende la confusión de quienes, diciéndose de izquierda, creen que era lo mismo el Gobierno de la Sra. de Perón que la Dictadura. Hubo una posición patriótica y popular en esos años: oponerse decididamente a todo golpe de estado, defendiendo al gobierno constitucional.
Y hubo militares que dieron años antes ejemplo de eso: el Teniente Coronel Philipeaux, a quien tuvimos el honor de conocer, se sublevó en junio del 1956 para reponer al gobierno constitucional y armó al pueblo de La Pampa para lograrlo. El General Numa Laplane, fue desplazado por Videla y Viola del Comando en Jefe del Ejército, por su posición antigolpista ya que en un discurso, se había manifestado en contra de los “eternos románticos del golpe de estado”. La señora de Perón dijo: “vienen a destruir las chimeneas”. Porque era una banda genocida; cívico militar, golpista, sostenida y apañada por las distintas potencias que disputaban su control en su seno, yanquis, ingleses y otros europeos pero también los rusos que apoyaban en los Foros internacionales al grupo Videla-Viola y bloqueaban toda denuncia por violación de derechos humanos contra ese sector. El sector Videla Viola pagó el apoyo de la URSS en los foros de defensa de los derechos humanos violados rompiendo el bloqueo cerealero que impulsaba EE.UU. contra los soviéticos que invadieron Afganistán, convirtiendo a Argentina en “cantinero” de ese ejército ruso invasor (igual que los yankis hicieron luego en ese mismo país). Y el Partido Comunista Argentino apoyó, como democráticos, a Videla y a Viola, como antes lo había hecho con Lanusse. Como en 1955 había apoyado al golpe gorila.
En su libro: Isabel, intimidades de un gobierno, el Dr. Julio González recuerda que cuando en las postrimerías del gobierno de la señora de Perón, la Presidenta se decidió a intervenir la Provincia de Buenos Aires ante los ataques sistemáticos de aquél al gobierno nacional, en consonancia con los argumentos golpistas, fue el propio Videla el que se opuso a dicha intervención. Más aún, para fortalecer la posición del Gobernador Calabró, Videla hizo públicas felicitaciones al mismo gobernador, el 24 de diciembre de 1975.
Y justamente, bandas golpistas pro rusas al servicio de los militares golpistas del sector Videla -Viola y de ese gobernador Calabró, que operaban impunemente en la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de La Plata (en lo que hoy llamaríamos “zona liberada”), asesinaron a patriotas y antigolpistas como Enrique Rusconi, que se había definido contra el golpe promovido tanto por rusos como por yanquis en su actividad pública en ATULP (trabajadores no docentes de la UNLP). Y, meses después, esas mismas bandas golpistas asesinaban al Intendente de La Plata Rubén Cartier que trataba de impulsar una reunión de Intendentes para oponerse al golpe en ciernes. Todavía hoy el Intendente Cartier de La Plata no ha recibido la reivindicación y el homenaje merecido. Eran épocas en que Rene Salamanca, líder del clasismo cordobés, llamaba a defender al gobierno de la Sra. de Perón contra el golpe que tramaban sectores de todos los imperialismos, incluido el ruso. La lucha por la INDEPENDENCIA de toda dominación extranjera fue fertilizada por sufrimientos, por lágrimas de seres queridos, por la sangre de patriotas y luchadores populares.
Hoy la situacion mundial anuncia un futuro tormentoso para un país dependiente como la Argentina. Porque nuestra gloriosa Nación fue convertida en una republiqueta. Una republiqueta sojera, minera, petrolera, pesquera integrada como país dependiente al mundo “globalizado” (como se dice ahora), mundo de creciente disputa comercial, estratégica y militar que rapiña a los pueblos y a los países oprimidos y dependientes como el nuestro. País dependiente y con una parte de su territorio usurpado por el colonialismo imperialista inglés, en Malvinas, Islas del Atlántico Sur y mares adyacentes. País indefenso, con nuestras tierras, nuestros mares y nuestro espacio aéreo en completa indefensión. Y, lo que es peor, están en completa indefensión las mujeres y hombres de nuestra Patria que son el elemento principal de las fuerzas productivas del país y en los cuales reside la verdadera Nación, como decía Ramón Carrillo.
Aprovechemos la experiencia. Que los sufrimientos y dolores no sean en vano. Conozcámonos y unámonos antes de ocupar las futuras trincheras necesarias. Trabajemos para desarrollar las fuerzas intelectuales y materiales para hacer realidad la genial frase introducida por el diputado Medrano al Acta de nuestra Independencia: “independientes de toda dominación extranjera”. Unamos lo popular democrático a lo nacional patriótico.
Hoy somos un país desgarrado por la disputa entre las potencias imperiales de un mundo multipolar: Yanquis, ingleses, europeos, rusos y chinos pastorean en nuestro patrimonio nacional, lo esquilman, nos desangran… Veinte millones de hectáreas fértiles, sobre 32 millones en total, están en manos de terratenientes extranjeros. Benetton declara poseer 950.000 hectáreas. El terrateniente inglés Lewis tiene un aeropuerto del tamaño del Jorge Newery de la Ciudad de Buenos Aires, a la altura del paralelo 42, en el cual pueden desembarcar en dos horas aviones asentados en Malvinas y partir el territorio continental en dos. Por si fuera poco, el mismo terrateniente intenta construir otro aeropuerto en la zona de El Bolsón. Siguen vigente los Tratados del Londres y Madrid, denunciados por Julio González en uno de sus libros, que reglamentan nuestra indefensión nacional y son verdaderos estatutos de rendición y sumisión a Inglaterra. Se sigue pagando la Deuda Externa ilegítima, usuraria y fraudulenta, denunciada por el patriota Alejandro Olmos.
En esta dramática situación urge unir a militares como Philipeaux, como Mosconi, como Perón junto a los Scalabrini Ortiz, los Silenzi de Stagni (insigne defensor de la propiedad estatal del petróleo argentino y sus derivados), los Alejandro Olmos (protagonista de una lucha de décadas contra el pago de la deuda externa ilegítima y fraudulenta) y, por que no, a los Julio C. González, los luchadores sociales como Juan Carlos Alderete, y los continuadores de Leandro Alem, para una Revolución de Democracia Grande, de Nueva Democracia y de Independencia Nacional, que establezca un Estado de nuevo tipo, que represente los intereses patrióticos y populares. Que es la que Revolución que hace falta. Unamos a los obreros explotados con los productores del campo que ocuparon las rutas en la rebelión agraria. Ayudemos a lograr una Argentina con sus Malvinas reconquistadas donde haya alimento para cada uno, techo y lecho para cada uno, trabajo para todos, salud y educación como derecho de cada uno, tierra para el que la trabaja y para vivienda, en un mundo, donde los países no sean lobos de otros países y en una Argentina, donde el hombre no sea lobo del hombre.
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