por Ariel Oliveri
En las escuelas públicas se reparte comida. En todas las escuelas públicas. Desde que comenzó la cuarentena que lleva más de tres meses. Pero en algunas muchos vimos que no alcanzaba. Ni cerca alcanzaba. Entonces armamos ollas. La escuela al servicio del pueblo. Los docentes, auxiliares y directivos al servicio de la comunidad. Porque somos parte de la comunidad. Porque nos sentimos parte y no diferentes. Porque conocemos a nuestros alumnos y alumnas y sus padres. Porque al barrio le falta de todo menos solidaridad y gente de laburo. Porque es necesario nos propusimos una vez por semana cocinar y repartir. Y además se venía el frio, entonces hacía falta ropa. Y camas, y colchones, y frazadas. Y la lista sigue. De lo que hay no falta nada dice el dicho. Pero para la olla faltaba un detalle: lo que se mete adentro. La comida.
Fue así que hace como dos meses empezamos a pedir. Amigos, comerciantes. A ”manguear” se ha dicho. Y en menos de una hora habíamos conseguido para el primer jueves y solo por teléfono. Entonces aparece la otra pandemia. La verdadera otra pandemia. Porque en los medios, la mayoría, no hablan de la solidaridad inmensa de todos los días. Esta es la verdadera otra pandemia. La de la solidaridad. Porque es una pandemia brutal. En todos los barrios hay ollas. En muchos hay comités barriales. Entonces pareciera que brota del suelo la solidaridad. De los que no les sobra mucho. Porque de ahí sale la mayoría.
En el comité barrial del sur un estudio nos dice que el 82 % de lo que se reparte sale de las donaciones. El municipio no llega a poner el 1,5%. El resto nación y provincia. Pero la inmensa mayoría, por escandalo, es de la misma gente. La que está un poquito mejor. Ayuda porque quiere y como puede. Podría escribir mil historias. Por ejemplo mi casa parece una ONG . Mis amigos me traen bolsas de ropa. Ayer con un amigo estuvimos toda la mañana recorriendo casas y juntando colchones y camas. Y a todos les parece que dan poco. ”Es lo que puedo” dicen. Cada uno ayuda como puede. Algun@s van y cocinan, otros sirven, otros no pueden ir y juntan cosas, muchos ponen algún mango. Pero la gran mayoría hace algo. En Mar del Plata hay festivales solidarios virtuales mínimo dos veces por semana. Y la lista sigue…
El tema es que en la escuela los jueves a las diez de la mañana ya hay media hora de cola de gente con tuppers para llevarse el guiso. Más de una hora de espera. Y Perla entendió todo.
Perla es alumna de sexto Al principio sorprendió lo que escribió. Sorprendió a muchos pero a mí no. Reivindica el barrio, la escuela, la importancia de lo que se enseña y la educación pública. Mete todo eso Perla en un parrafito. “Tomá mate” decía mi abuela.
Perla no me sorprendió, la conozco de hace unos años. Es alumna mía hace años y ya sé cómo piensa y como actúa. Una vez tuve que dar vuelta el mundo para ir a la mañana a la escuela a una reunión para organizar un campamento. Repartí hijas, cambie horarios y llegué corriendo. Empieza la reunión y varios pibes se bardean, uno insulta mal y lo freno. La pelea sigue y el mismo insulta peor y vuelvo a frenarlo. Así diez veces. A la vez once mando al insultador serial a que me espere en la dirección, se me hacía tarde y necesitaba organizar cosas porque la fecha se venía. Un campamento en escuela pública es como armar un rompecabezas de diez mil piezas. Termina la reunión y voy a la dirección con la temperatura elevada. Atrás como una tromba entra Perla, nada más y nada menos que a defender al insultador. Se nos plantó Perla, delante de la dire también. Y me criticó porque solo lo saque de la reunión a él. “El solo no era el culpable” me dijo. Y tenía razón. Ojo al piojo Perla, retruqué. Él tampoco puede putear así en clase. Asintió Perla. Y firmamos la paz.
Todos los docentes no llenamos la boca diciendo que queremos formar alumnos con mirada crítica. Está genial. Hasta que nos critican a nosotros….
Por eso no me sorprendió lo que escribió Perla. Entendió todo Perla. Se me plantó a bancar a un compañero, y eso es genial. Con mucha o poca razón se plantó. Y en esto que escribe pone en discusión los contenidos a enseñar en medio de una pandemia. ”Hablar de educación no siempre son libros y actividades, también son actos….” Dice Perla. Y encima le mete #altoguiso.
Perla entendió todo. Y se lo explicó en un parrafito a muchos.
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